Compras recibe con frecuencia opiniones y reclamaciones de otras áreas al respecto del desempeño de los proveedores. Estas quejas pueden ser utilizadas como la fuente de información que guíe las decisiones.
Sin embargo, no todas las áreas (o sus integrantes) transmiten sus expectativas abiertamente ni con la misma intensidad. La cantidad de opiniones que recibe el área de compra, satura de ruido a un comprador, dentro del cual, las opiniones relevantes, pierden atención.
Urge entonces un método robusto para identificar estas expectativas y necesidades, que se pueda utilizar para analizar las fortalezas y debilidades del portfolio actual de proveedores.
Nuestra responsabilidad es velar para que la relación entre proveedores y empresa, arroje un balance positivo hacia la empresa y hacia las áreas que la conforman
En este sentido, preguntas genéricas sobre cooperación, comunicación, resolución de incidencias o rapidez de respuesta son las más recomendables, porque permiten comparar equitativamente a distintos proveedores sobre una misma exigencia.
Antes de aventurarnos con métodos disruptivos que requieran un largo proceso de depuración y aprendizaje, convendría revisar si en nuestra “caja de herramientas” disponemos de algo que, con una ligera adaptación, pueda servirnos para afrontar este reto. En mi opinión, la solución la podemos encontrar en la Evaluación de Proveedores.
Esta herramienta, ya de por sí obligatoria para cualquier empresa certificada en la ISO9001, está a menudo infravalorada y observada únicamente desde el punto de vista de cumplimiento.
También puede funcionar para profundizar en el valor añadido que las distintas áreas perciben en la cadena de suministro.
Este se ve reflejado en el costo de innovación, menores plazos de entrega, capacidad de servicio, financiación, soluciones personalizadas, etc.
El primer paso que corresponde a Compras, es identificar una manera de cuantificar las opiniones de valor de las diferentes áreas de operación, proponiendo y consensuando las preguntas cualitativas para definir los criterios de Evaluación y ver así reflejadas sus necesidades y expectativas.
El segundo, es asumir que la Evaluación de Proveedores, es una responsabilidad global de todas las áreas interesadas. En cualquier caso, y por encima de todo, es primordial que el resto de áreas perciban la utilidad y representatividad de esta herramienta para poder desplegarla internamente con éxito y obtener la participación deseada para que estas áreas puedan hacer uso de ella para influir directamente en la selección de proveedores.